Lima, 22 sep (EFE).- La delincuencia en Perú es cosa de "cuellos blancos", "bocasecas", "urracas", "buitres", "ratas" e incluso "pitufos", apodos rebuscados y curiosos que la Policía pone a cada una de las bandas de delincuentes y organizaciones criminales que mete entre rejas.

Pensados a la medida de los periódicos más sensacionalistas, ávidos por exhibir esposados a los criminales más avezados, la Policía pone diariamente en liza su creatividad al momento de presentar sus capturas, ya sea de pandillas callejeras, bandas de narcotraficantes o peces gordos de los poderes del Estado.

Así fue que los magistrados implicados en el gran escándalo de corrupción judicial que sacude al país desde julio fueron bautizados como "Los cuellos blancos del puerto", pues eran jueces vestidos con camisa blanca abrochada hasta el cuello, del Callao, la ciudad portuaria aledaña a Lima.

Asimismo, una peligrosa organización de casi 20 personas que tenía a sicarios y se dedicaba a la extorsión en el norte peruano fue bautizada como "Los Bocasecas de Bellavista-Sullana".

Otras pequeñas bandas de delincuentes acostumbrados a robar a pie de calle o a vender droga al pormenor fueron bautizadas como "Los Chuckys de Campoy", "Los Pitufos del Fortín", "Los Piratas de Pucusana", "Las Urracas de Barrios Altos" o "Las ratas de Amauta".

Preguntado por la Agencia Efe, el ministro del Interior de Perú, Mauro Medina, reconoció que, "efectivamente, hay nombres que son bastantes estrambóticos", pero indicó que se debe a la necesidad de los policías de diferenciar unas organizaciones de otras para luego seguir sus procesos judiciales.

"Son tal cantidad de bandas que esto no termina con la captura de ellas. Los procesos judiciales demoran muchos años y es complicado diferenciar unas de otras", indicó Medina.

"Sí, algunas de ellas causan evidentemente risa, pero tienen que ver con palabras clave. Van a pasar años y los procesos siguen", agregó.

En el caso de "Los intocables ediles", Medina explicó que involucraba al alcalde y a otros funcionarios municipales, intocables porque "su conducta mafiosa venía de décadas atrás".

El desfile de nombres extravagantes es interminable ya que cada día hay al menos una banda de delincuentes capturada por la Policía y presentada a los periodistas con todos los deshonores.

En los últimos dos años, se ha detenido a 142 organizaciones criminales en Perú, con 2.170 arrestados, más de 1.900 armas decomisadas, 354 inmuebles allanados y 563 vehículos decomisados, además de más de 5 millones de soles (1,5 millones de dólares) y más de 500.000 dólares.

Solo el pasado 15 de julio, la Policía desarticuló en Lima 18 bandas delictivas, entre ellas "Los Buitres del Cono Norte", "Los gatilleros de Manuel Prado", "Los Ricos de Ancón", "Los Herbalife de Juan Pablo", "Los Djangos de San José" y "Los Bravos de Canevaro".

Una semana antes fueron veinte las bandas desarticulas, como "Los rápidos de Primavera", "Los pelados de Trapiche", "Los tenderos de Luriganchito", "Los bandidos de Motupe", "Los Topos de Puente Santa Anita", "Los elegantes de La Molina" o "Los malditos de Velasco", entre otros.

En el distrito limeño de San Juan de Lurigancho, el más poblado de la ciudad, actuaban "Los terribles de los jubilados", quienes se hacían pasar por policías para robarles a ancianos, a los que les pedían su dinero para verificar que no se trataba de dinero falso.

"Los elegantes de Ate" y "Los Ingenieros del Mal del Norte Chico" robaban vehículos, "Los lechuceros" desvalijaban casas por las madrugadas, "Las ladillas de Manzanilla" eran un grupo de menores que asaltaban en tropel y "Los malditos de Pampa de los infieles de Grocio Prado" se especializaron en el tráfico de terrenos.

Pasear en bicicleta por el Morro Solar de Lima era arriesgarse a ser víctima de los "Los bicicleteros del Morro" y tener un coche podía ser objeto de robo por parte de "Los Gatúbelos", nombre que recibe en Latinoamérica la heroína "Catwoman".

No hay banda criminal que se resista a la imaginación de la Policía Nacional del Perú (PNP) con su desfile interminable de nombres chistosos, ridículos o amenazantes, que cada día protagonizan los titulares de la prensa en un país cuyas principales ciudades están marcadas por la inseguridad.